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lunes, 18 de febrero de 2008

La Roca



Al sur de mis recuerdos hay un roca.


Aquella roca de la playa de Berria

donde conocí el mar.


Donde la marea al retirarse dejaba un

pedacito de su inmensidad a la medida

de un niño.


Aquel microcosmos de agua tibia 

Donde me bañaba desnudo.


Al sur de mis recuerdos huele a salitre

y la luz atraviesa un agua clara y salada

llena de los restos de vida 

que se dejó la marea.


Roca  áspera y porosa 

como una gran esponja de mar marrón 

que da cobijo a cangrejos, quisquillas, pececines, lapas

... y a mis recuerdos.


Mi primer polo de naranja y la arena caliente

que salía hasta la carretera. Mi tripuca infantil

(que aún conservo...jeje) naranja y pegajosa...

5 comentarios:

Ana dijo...

al sur de los míos, más cerca, hay una sonrisa de alguien rebelde a quien me empeñé en conocer porque me gustaba lo que escribía, lo que mostraba y lo que no. Aún hoy sigo haciéndolo. Enhorabuena*

Kato dijo...

El sur, el norte, el este...........de los míos
es verde y huele a yerba y a panojo; es bonito.

Es el tractor, la ordeñadora, el muuuuuuu de las vacas (que rústicos son mis recuerdos), esos ruidos que con sólo cerrar los ojos se oyen y dibujan una sonrisa en mis labios.

Es mi primo Santicobo durmiendo con sus botas y subido en el trampolín con un maño a cuestas (mientras tanto Siso en la megafonía).

todos los puntos ordinales de mis recuerdos son Quijano, mis hermanos, mis padres...... ¿son mis recuerdos ó es mi presente?
que privilegio.

Dejame que te cuente dijo...

:-)

chanclas dijo...

Y el de las lapas que yo me empeñaba, tenazmente en despegar de las rocas y el de aquel bote de leche condensada La Lechera con sus 2 agujeros en la tapa que me bebí entero mientras mi madre salió a hacer un recado y ...
Desde esta entrada del 2.008, Feliz año 2.010
Un abrazo

Unknown dijo...

Mis pies corren descalzos a escasos metros de la selva, me encanta ir a cazar renacuajos, escaparme por la ventana de noche y quedarme quietecita, quietecita ... para disfrutar de las luciérnagas, llegue a pensar que eran las estrellas que bajaban a hacerme compañía y siempre les pedía deseos, debí ser tan pedigüeña que me agoté ... nunca más lo volví a hacer!

Mamá me enseñó a leer y a hacer pan y con la cara llena de harina me sentaba en el porche muchas tardes a esperar a papá ... menos los lunes que corría al aeródromo por si había alguna carta para mí, una vez ... mis hermanas me mandaron un vestido de gitana pero yo continué saltando cada noche por la ventana ... cuánto lo echaría de menos!

Te he conocido casi dos años más tarde pero vaya si ha merecido la pena! Muacc