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lunes, 24 de marzo de 2008

La fábula del pescador y el hombre importante (II)



Matías es un tipo sencillo, una de estas personas que sabe lo que quiere y como conseguirlo, tiene una estampa típica, boina, pantalón de tergal, camisa gorda de cuadros remangada, habitualmente fuma tabaco de liar y lleva el cigarro medio apagado entre los labios.
Es un tipo intuitivo y listo, no tiene el vocabulario más extenso del mundo, pero nunca se le queda una idea sin expresar, es claro y transparente, es buena gente.
Yo lo conozco porque voy a patinar a menudo al paseo del puerto, a veces tomo algo en LA TABERNA y me siento, con el permiso del cura, a tocar el piano, aunque a ellos no les hace mucha gracia mi repertorio, a menudo me dicen - Niño!! Es que no sabes nada que se pueda cantar!!-

Al poco de conocernos fue cuando me contó su fábula, me vió con el portátil y el móvil hablando de trabajo, eran las 21h de la tarde...chasqueó los dientes hizo una mueca, se sentó a mi lado y dijo:

-Mira niño el verano pasado, a finales de Septiembre yo volvía de pescar con mi bote, no se me había dado mal la mañana, tenía 6 piezas en mi cesta y me disponía a descargarlas cuando un tipo se me acercó. El hombre tendría 50 años, era educado, me saludó:
- buenas tardes buen hombre, ¿Se le dio bien la pesca?- preguntó.
-No me puedo quejar- contesté.
Pero le vi con ganas de seguir preguntando y mi mirada se lo puso fácil, pensé que me iba a divertir un rato.
-¿Le puedo preguntar que hará con su pesca?.
-Pues mire señor, no tengo grandes ambiciones, de las 6 piezas, 3 las venderé en la lonja, una se la cambiaré a mi amigo Manuel por una lechuga y 4 tomates y las otras dos las cenaré esta noche con mi familia.
El señor se quedó pensativo...era de estos tipos que lo miran todo analizando su productividad y mi rendimiento del día no le acababa de encajar. Continuó preguntando:
-¿Y se conforma con eso?
Yo contesté:
- Mire me gusta mi vida, Madrugo, salgo a pescar con mi bote, a veces solo y otras con algún amigo, regreso a media mañana al puerto y me tomo un vino mientras leo la prensa y charlo un rato con algunos amigos. Después vuelvo a casa y entre mi señora y yo atendemos nuestra huerta y así hacemos hambre para la hora de comer.
Muchos días mis nietos vienen a comer a casa, no necesitan avisar, aquí siempre hay comida de sobra, y el tiempo no es un problema, después de comer echamos la siesta todos hasta que Anouk, mi nieta pequeña se despierta cantando "Asturias patria querida" con su lengua de trapo.
Por las tardes siempre damos un paseo hasta la cabaña de mi amigo Luis, le ayudo un rato a arreglar el ganado y siempre me da leche, queso, algo de matanza unos huevos... . A mis nietos les gusta mucho corretear entre los animales, aunque la abuela se pone algo nerviosa.


(...continuará)

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