Es curioso, a veces la armonía depende de que alguien, uno de esos pequeños dioses, motores del mundo, ordene ciertas notas y evite la disonancia.
Algunas de esas notas están camufladas en la partitura y solo ellos las perciben.
Cogen el lápiz de su oreja, las marcan, las recolocan entre las líneas adecuadas y así mantienen el caos armónico necesario para que los carruseles sigan dando vueltas.
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domingo, 15 de febrero de 2009
Pequeño caos armónico.
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2 comentarios:
Jo, hay una historia enorme detrás de esos trse parrafitos.
Besos
Me levanté a ordenar ese caos y sí ... descubrí que es armónico! Y la vida gira! Muacc
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