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lunes, 24 de agosto de 2009

Cachalote Rojo







Como un pequeño cachalote rojo, jugaba con la mar salvaje.

Se revolcaba entre aquel abismo de agua, espuma y viento con la misma seguridad con la que una cría se lanza a los brazos de su madre.

La mar la envolvía una y otra vez en un juego en el que dos naturalezas iguales se mezclaban. 


La mar revuelta lamía a su cría, y le hacía carantoñas que espantarían a los más fieros domadores de olas.







Y yo no podía dejar de mirarles... de admirarles. 

Nunca ví a dos bestias compenetrarse así ... ni a la mar abrazar de esa manera... 

Y el cachalote rojo, como un pequeño dios acuático daba volteretas inocentes sabiéndose protegido y orgulloso de su mar.


Como todos los dioses, este cachalote rojo debía comenzar a conocer sus poderes. 
Ese día aprendió a andar sobre las aguas.
Nota: Gracias Annelies por jugar con el agua como en mis mejores sueños infantiles.

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