Aqueña mañana aprendió algo más importante que volar.
Entendió que, si conseguía alzar el vuelo sin separar los pies del suelo, se sentíría la dueña del mundo.
Y, como una pequeña diosa equilibrista, hizo de la tierra su gran patinete con el que rondar al Sol y carambolear entre las estrellas.
Si aprendo a volar con los pies en la tierra, ¿No tendré que aterrizar jamás, verdad?
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miércoles, 30 de junio de 2010
Skatearth
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1 comentario:
Cuéntale que no ... que podrá llegar tan lejos como quiera ... tan lejos como quiera! Muacc
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