Cada mañana busco entre los restos de sueños que me deja la marea de vida sobre la que navego.
Siempre acabo eligiendo la maleta del fondo, la que está en la parte menos enfocada y salgo de casa con la ilusión de intentar que el mundo quepa en ese pequeño baúl de mis sueños.
...y cabe.
(Aunque al final me queda una duda: ¿Cabe el mundo en mi pequeño baúl o es mi baúl el que cabe en el mundo? No debe importar mucho la respuesta.)
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sábado, 24 de julio de 2010
La marea
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