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lunes, 22 de marzo de 2010

La mesa de la cocina.

Cuando comencé a tomar conciencia de lo que era esta mesa, miraba al mundo desde esa perspectiva. Tenía que ponerme de puntillas para llegar al cajón.


Mi abuelo Santiago tuvo 7 hijos, y hace tiempo que perdí la cuenta de los nietos y bisnietos que le fueron cayendo por el camino a lo largo de su vida, pero somos una pila.

Probablemente mi abuelo no fuera un hombre perfecto, pero a lo largo de su vida, junto con su Verónica (mi abuela), creó una familia con una serie de valores, muchos de los cuales se dieron forma alrededor de esta mesa, en la que no se empezaba a comer JAMÁS sin que estuviera todo el mundo sentado. Creo que los valores importantes no se explican nunca, ni se escriben en ningún sitio ni se memorizan repitiéndolos, los valores importantes se maman.

Supongo que todos los clanes, familias... etc, tienen su "Rincón-Altar". El nuestro era ese.

Alrededor de esa mesa hemos reido, peleado, comido, aprendido, rozado, mirado, conocido, cantado, llorado, asombrado, emocionado, bebido. Tres generaciones de mi familia, hemos hecho los deberes de la escuela, nos hemos zurrado a puño cerrado, gritado, gruñido, hemos abrazado, planeado, jugado...
NOs hemos visto nacer, crecer y morir. Algunos seguimos creciendo, la mayoría, de hecho. Si no me fallan las cuentas, solo faltan los dos abuelos. Con ellos se fue también el "Rincón-Altar".

Pero la mesa ahí sigue, mi madre, gran aficionada a recoger tesoros perdidos, la recuperó hace tiempo y está en una cabaña en La Vega de Pas a la que voy algunos fines de semana, cada vez más a menudo.

El sábado, mi hija Candela se puso de puntillas y abrió el cajón de la mesa para coger el mantel, el chirrido que hizo el cajón fue el mismo que hacía en los años '60 ' 70 (mi quinta) y ' 80 y que hará mientras yo sea capaz de conservarla como un pequeño homenaje a lo que construyeron mis abuelos, ese "Rincón-Altar" que es tantas cosas, que no me caben aquí.

Los Altares son la representación física de algo intangible (no soy creyente, pero lo imagino así), de manera que el espiritu de esa mesa va más allá del espacio físico que ocupa, se recompone cada vez que una de las dos generaciones qeu quedamos vivos se reune, o incluso las dos. Cuando eso ocurre, sale a relucir la esencia de cada uno, nos miramos, nos reconocemos y nos reafirmamos como una especia que intensifica nuestro sabor original.

Las historias se repiten, pero las risas suenan frescas. A ratines, yo me salgo de la escena y la miro como si fuera mis abuelos, de alguna manera, trato de sentir su orgullo.
El orgullo de los carpinteros que construyeron esa "Mesa-Altar".

9 comentarios:

Unknown dijo...

Para mi esa mesa tiene olor a cocina de leña, a debates en los que los mayores que nos precedieron no nos debajan participar, a algunos coscorrones por no comer o por comer demasiado. Me alegró de que esa mesa siga por ahí, peleando por ser otra vez punto centrífugo de nuevos debates, horizontes por descubrir para nuevas miradas, excusa para compartir recuerdos en este universo intengible que ni imaginabamos cuando jugabamos a las cartas o nos peleábamos por el banco de madera que viajaba con ella.

Kato dijo...

He pensado en esa mesa y me he vuelto loca con cienmil imágenes: Abuelo comiendo siempre dos piezas de fruta de postre, Verónica con su moño levántandose cada cinco minutos a atender a alguien en la tienda, tia Ro siempre enfadada, Pilar que no comia nada, Santicobo "que no comas tanto pan", cocido de garbanzos, los domingos arroz con chorizo, manzanas cociéndose poco a poco en la lumbre, mucha gente.......
Dios mío, tengo un nudo en la garganta.

shegsy dijo...

Que gran verdad esa de que los valores importantes se maman..... en la casa de mis padres en la Serranía de Cuenca también tenemos un mueble que trae recuerdos, en este caso es un sofá de 3 plazas de piel. Invierno, chimenea de leña a todo tren, buena compañia, una buena película y un buen vino....

Unknown dijo...

Yo estoy escribiendo en el equivalente a esa mesa, a 5000 kilomnetros

chanclas dijo...

Conservala, Niño, como conservas tus recuerdos. Es tan valiosoa como ellos.
Tus abuelos se sentirían orgullosos si pudiesen leerte.
Un abrazo.

chanclas dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Yo le peinaba la calva a tu abuelo hasta hacerle sangrar.
Lo demas cuentalo tu que lo haces super bien

Mar dijo...

Esta tarde un amigo que tenemos en común, Chanclas, me pasó el enlace de tu post. El sabía que me iba a gustar y te lo he querido contar.

Somos esencia, recuerdos, vivencias... todo lo que en muchos momentos de nuestra vida nos hace fuertes y pertenecientes a un grupo, a una familia. Es nuestra identidad aunque después cada uno tome diferentes derroteros...

El orgullo, en este caso, es sinónimo de agradecimiento a la vida, a nuestros antecesores, a nuestra historia.

Para mi es todo un descubrimiento tu blog.

Hasta pronto!

Unknown dijo...

Yo también crecí alrededor de una mesa con el sonido de un cajón muy particular, sobre todo cuando al tirar del mismo, siempre había un utensilio de cocina que se quedaba atravesado! Mi abuelita nos reprendía para que abriéramos el mismo con cuidado ... lo que ahora desearía oirlo, regresar a aquella infancia tan maravillosa, preciosa!

Fue una mesa con calor de hogar, donde todos nos esperábamos para comer, para cantar en Noche Vieja, para sentar a los más pequeños que aún no caminaban, donde se desplegaban los cuadernos a la hora de hacer deberes, la quina cuando las tías organizaban una timba o abuelito trinchaba el bonito para dar a sus hijos la mejor "tajada" ... sembraron unos maravillosos valores en nuestros corazones y alrededor de aquella mesa hemos adorado nuestra condición familiar, desde mi perspectiva era como todo un mundo, pues ... qué capacidad la de aquella mesa, donde se multiplicaban los peces y los panes, era el eje de mi mundo.

Yo he tenido que conservar el recuerdo de aquel centro neurálgico de nuestra familia, pero ahora otra mesa reside en el corazón de mis padres que concretamente papá, ebanista, construyó con sus propias manos, el creador de su "mesa-altar" no lo podías definir mejor, tan sólida que es inamovible y gracias a tí, me doy cuenta que para mi padre también ha debido ser muy importante "esa mesa" ... mi obsesión por esta "religión" es tan poderosa que cuando tuve que escoger mi propia mesa ... me decidí por una cuadrada enorme de 150 x 150 cms, en ella .. como, reuno, discuto, bloggeo, prometo, sueño, disfruto, organizo, lloro, río ... en fin, amigo, gracias por tu entrada, entrañable como tu corazón, no lo dudo! Un achuchón de miércoles, lo sientes? Muacc