....
....
....

lunes, 28 de diciembre de 2009

Aventureros.







No hay andadura más apasionante que la de los descubridores. Esa gente que gasta su vida con la ilusión constante de encontrarse con lo que hay detrás del horizonte.

Existen muchos tipos de personas:

· Las que no miran nunca al horizonte.

· Las que lo ven pero no se preguntan qué hay detrás.

· Las que se fijan en él pero no tienen el valor de intantar asomarse a su abismo.

· Y por último están aquellos a los que, su curiosidad les empuja a cruzar oceanos para mantener vivo el brillo de su mirada.











Bueno, hay un último grupo formado
por aquella gente que sabe encontrar sus horizontes en todas las pequeñas cosas que les rodean.

Se asoman a ellos concentrados, palpan con la piel vuelta del revés y saben vivir sus abismos en un cajón del baño, en la mirada de un desconocido o en una estación de tren.

Aquellos que viven con todos sus sentidos, que palpan la vida con la curiosidad y la ilusión de las primeras veces.




Que nunca
se nos olviden
los sabores
de cuando éramos pequeños.








viernes, 25 de diciembre de 2009

Jiñel peds









Feliz Navidad a todos.

Que a aquellos a los qeu el espíritu navideño se nos quedó enredado entre las pelis como "qué bello es vivir" y que, fuera de ahí, la Navidad nos sienta como los perdigones al tordo, seamos capaces de sonreir ... y desde luego... de reir.

Viva la vida.

Porque mi sonrisa no pierda ni una sola de las llaves, de todos mis momentos.

(Venga va... ni las vuestras)

sábado, 19 de diciembre de 2009

La Piola.

Las paredes desconchadas, un viejo puchero de color granate oscuro, como los que mis abuelas calentaban en la lumbre, posado sobre los azulejos blancos que hay tras la barra, donde la camarera cocina a la vista de todos.
Las mesas de un blanco roto, pulidas por las portadas de todos los periódicos, libros, moleskines, cuadernos... o por las mangas de camisas o incluso la piel de todas las personas que han pasado por allí, acariciando las tablas con sus lecturas, con sus tertulias... con sus miradas.





Esas bombillas que parecen dibujadas, con la espiral retemblando su incandescencia sobre las láminas que, más qeu colgarse de la pared, se asoman a ella, camufladas bajo el color amarillento con el que el humo lo ha atenuado todo.









(De la serie: "Fotos con mi móvil")

Frente a mí, un tipo con gafas de pasta lee un comic sentado en el sofá. La conversación de dos pedantes qeu juegan a sentirse Kafka, se cuelan por la derecha, provocando graciosas interferencias entre mis pensamientos con palabras absurdas, de esas que jugaban solas en el patio del recreo, como "patológicamente" o "sexuado".

Un Zumo de naranja y un café. Mi cuaderno de viajes... de todos los primeros viajes, donde todo se escribe con ilusiones a estrenar.

Una chica con pelo corto, estilo Charlestón, ocupa toda la luz del ventanal, lee su agenda y se lía cigarrillos mirando de reojo el local, como lo hago yo. Parece que pudiéramos sintonizar en nuestro recorrido las distintas emisoras de vida que pululan por el local.



(De la serie: "Fotos con mi móvil")


Mientras mi gorra se despoja de los restos del frío de diciembre sobre la mesa, yo pido un café en la barra... no no no... mejor un carajillo, a ver si se me entonan los adentros.


De regreso a mi mesa, con el carajillo humeando en la mano y la sonrisa de la camarera deshaciendo el azucar, paso junto a una pareja. Aminoro la marcha para escuchar sus susurros de miradas y oler su esencia de tacto, hablan poco, una sonrisa cómplice ilumina su mesa, sobre la que hay una sola taza que ellos dos comparten. Me siento al lado del tipo con gafas de pasta qeu lee un comic y les miro con descaro, ellos no ven lo que les rodea, solo dan sorbitos, soplan y revuelven sin prisas su taza calentita de tiempo.


Me acerco a la barra y le pido a la camarera una taza como esa. Ella abre uno de los pucheros para ver lo que se cuece dentro y mirándome a los ojos me responde:


- Este local solo existe para qeu esos chicos tengan su taza de tiempo, tu estás aquí para contarlo. Solo cuando ellos suelten su taza, el mundo seguirá girando.
Continua tomando notas.





jueves, 17 de diciembre de 2009

iReal?






Aquel niño se sentía extranjero en cualquier suelo.

Miraba al mundo con la impresión de que le faltaba algo. No dejaba de buscar el qué.

Paseaba contemplativo, como en cámara lenta, aparentemente despistado, ntentando entender el mecanismo del mundo. Sentía que, a lo que le rodeaba, le faltaba una dimensión, como si estuviera todo en blanco y negro. Sentía que, lo qeu él tenía en el pecho no podía crecer en el espacio del mundo que él veía.

Una tarde de invierno, vagaba por la calle arrastrando un abrigo y una bufanda inmensos que le habían dado en una de las tiendas de 2ª mano del barrio. Siempre andaba callejeando y ya le tenían cariño por alli.

Se sentó en un banco al lado de un tipo que cantaba "Moondance" con una guitarra, el niño sacó su armónica del bolsillo del abrigo y se unió a él.
Algo sorprendente les dejó a los dos callados...



(De la serie: "Fotos con mi móvil")



El aliento del niño salía por la armónica como un humo a través del cual se veía todo mucho más intenso.
El niño arrugó la mirada, se rascó la nuca, cogió todo el aire que le cupo en sus pequeños pulmones y lo expulsó provocando un pequeño remolino de color que jugueteó con una farola y entre los barrotes de los balcones del edificio de enfrente.
El tipo de la guitarra y el niño se mirando unos segundos. El niño pensaba, el tipo de la guitarra apuntaba mentalmente el nombre del camello que le había vendido la maría que se estaba fumando.
- Vuelve a tocar. Dijo el niño.
Se quitó el abrigo, se soltó la camisa y se abrió el pecho. No lo pensó, lo hizo como algo que podría hacer cualquiera. De él salieron 7 bichillos de colorines que comenzaron a revolotear llenándolo todo de color.

Aquella tarde el niño aprendió a palpar el mundo desde su interior, aprendió a poner toda su alma en sentir. Comprendió que para sacarle sabor al mundo, a veces hay que darse la vuelta a la piel y dejar salir el color/calor que llevamos dentro.


(De la serie "fotos con mi móvil")



Nota: El mundo es nuestro, es lo que nosotros hagamos con él.




sábado, 12 de diciembre de 2009

Tic ... Tac

Quiero saborear el tiempo. Palpar su esencia con mis sentidos.


Pescar escuchando las historias que el rio me cuenta.


Recrearme en los puntos suspensivos que separan a cada tic ... de su tac, pasear en bici con ellos, jugar a las canicas y hacer carambolas, invitarles a un vino, usarlos de cebo en la caña con la que pesco vida... ... ...

Quiero que, cada uno de mis suspiros, deje en mis adentros alguna de las piezas del engranaje del tiempo, hasta formar dentro de mí el mecanismo completo qeu me permita fabricarlo a mi antojo.

No se trata de vivir muchos años, no. Se trata de llegar a sentir qeu fabricamos nuestro propio tiempo.

Quiero que mis ideas se gesten con la calma y la solidez de saber que su padre aprendió a tumbar los relojes de arena solo para crearles su propio espacio.


miércoles, 9 de diciembre de 2009

Pura Vida.







No olvides nunca que tienes el poder de crear, de darle color al mundo, de hacerlo tuyo.

Asómate a la vida desde esa certeza, solo así tendrás la capacidad de hacer que todo a tu paso desee ser más hermoso... para tí.

(No pierdas mucho tiempo en averiguar si las cosas son hermosas o si tu las miras hermosas, solo aprecia el resultado y siente tu poder)






Foto del Niño: De la serie "Fotos con mi móvil".

Alas.



Me llamó la atención la delicadeza con la que agarraba su monopatín, como si no pesara. Como si fuera una extensión de su cuerpo.
Me quedé observando el arco que formaba con su brazo hasta llegar al suelo, y pensé que cumplía hermoso un canon aún no definido, en el que nadie se fijaría jamás, así qeu decidí grabar el momento. clik.

El humo de un puro distorsionó mis pensamientos durante un segundo y un tipo con cara de aburrido se sentó a mi lado.

- Manda cojones, los putos críos. ¿No tendrán nada mejor que hacer?. Dijo el tipo aburrido sin, nisiquiera, mirarme a los ojos.

Aquella incursión en mis pensamientos me descolocó, impuso a mi lado una realidad que yo sentía antagóncia a lo que veía y sentía en aquel momento.

Llamé a los chavales y les pedí permiso para hacer unas fotos. Se pusieron hasta nerviosos de la ilusión que les hizo y comenzaron a desplegar sus habilidades. Me adelantaban lo que iban a hacer en cada momento para que yo me colocara e incluso me daban alguna idea. Había un chico más callado de voz, pero muy expresivo. Me situé al lado del tipo del puro para que me oyera y le pedí a aquel chico, el más callado de los tres, que me explicara lo que sentía. El tipo del puro se echó a reir, despreciando lo qeu para él era una pérdida de tiempo.

Debía estar pensando algo así:

- ¿Intentar entender lo qeu sienten los chicos en lugar de explicarles lo que deben de sentir? Este tipo de la cámara es más tonto aún que los chavales.



El chaval se llamaba Murillo, nunca le habían preguntado lo que sentía. La cuestión le desconcertó y me contestó de la mejor manera que se podía:




Cruzó la pista pensativo hasta el otro extremo, bajó por la rampa, cogió impulso y dió un salto de vértigo con su tabla, hasta agarrar con sus manos, durante un instante, en el que relentizó el tiempo, los extremos del campo de visión de mi cámara. clik


Al tocar con los pies en el suelo, dirigió su mirada a mí, encogió los hombros, tomó su patín del suelo y continuó silencioso dislizando su adrenalina y su arte sobre aquella pista de asfalto sembrada de graffitis.


Yo miré al tipo del puro y le dije:


- Mire, por muchos años que viva, por muy larga que se la haga su aburrida vida, usted no experimintará algo así de intenso jamás.
Ese chico sabe encontrar su propia gloria en una tabla sobre 4 ruedas. Haga una regla de tres y piense el potencial que tiene para él el mundo...


...Siempre y cuando no deje qeu alguien como usted le haga sentir un inútil.

lunes, 7 de diciembre de 2009

Palabras.

Hay palabras tan evocadoras como los olores. Hoy me desperté con dos de ellas entre las papilas gustativas de mi imaginación:












Tranvía: Quiero conocer mil ciudades al azar de sus tranvías.


Sin planos, ni oficinas de turismo, sin wikipedia, ni guias de viajes... al azar de los tranvías.







Tinglado: Soy un tipo huraño, callado y algo contradictorio.


No me gustan nada las navidades pero, sin embargo, me pierden las películas de navidad en blanco y negro, esas en las que dos estrellas hablan entre sí y son la voz en off que narra la historia, o aquellas en las que un ángel debía recuperar sus alas.

Detesto el bullicio y las aglomeraciones, pero me recreo como un niño contemplando los tinglados desde mi silencio anónimo.

Observar al señor del mercadillo qeu vende "bragas a estrenar" o al frutero que torea con las señoras para que no le toquen el género. Perderme entre el tinglado de las redes del puerto.


Mirar a las gentes desenvolverse en un medio qeu a mi me resulta ajeno. Tratar de conocerles a través de su posición en esa especie de hormiguero que, para mí, es un jeroglífico, en el que cada uno desempeña su papel en una coreografía vital.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Sabores mañanaros


Me gusta preparar café en silencio, muy temprano, desperezando mis sentidos entre el aliento italiano que sale de las entrañas de mi cafeterá. (Nota mental: hay que comprar café, este era el último cacillo).

Me gusta manchar mis pies descalzos sobre el roble que me separa de la vecina del 2º. Cierro los ojos y busco sentir palpitar a la tierra en ese contacto directo de mi piel con el suelo.

Me gusta que mis pies sean unos desarraigados.

Alimentar mis sentidos. La tela de mi viejo pantalón de cuadros azules, la madera tibia, el olor a café, el peso de mi guitarra, la magia sonora de sus cuerdas... plank ... el sonido de enchufarnos al ampli... el rasgueo de un acorde que vibra en mi pecho a través del cuerpo de la guitarra y que llega hasta mis pies desde la estantería que sostiene al Sr Marshall, haciéndole cosquillas al suelo.

Y mi mirada perdida... perdida... perdida en una tablatura que no veo... porque hoy no miro... hoy siento.




No hay nada más acogedormente salvaje que aprender a tocar una canción de Tom Waits, descalzo, un domingo por la mañana, cuando los sentidos reciben al día con toda su atención, vírgenes de sensaciones, curiosos, ábidos... ... ronroneo de vida.