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domingo, 13 de julio de 2008

CRÓNICAS DE PERIGORD (IV)


Me gustan estos lunes en los que lo que me recuerda que lo son, es mi diario y no mi despertador. A pesar de todo madrugué. Son las 07h.


Hoy el día despertó luminoso pero vacilón, de vez en cuando una gran nube nos enfría las patucas con sus sombras.


Fue un día tranquilo que empecé escribiendo en este fichero todo lo que pasó el día anterior. Un día de escribir, desayunar (desayunamos tanto que no volvemos a comer con hambre en todo el día!!!), pasear con Candelucha, siestear e incluso leer un ratín.



Compramos comida para las cenas... se está tan bien en el molino que hemos decidido cenar aquí el resto de días que nos quedan. Después de estar callejeando la mañana y la tarde, a las 19h ya acabamos cansados y vendremos aquí, charlaremos con los dueños del molino, tomaremos cafés... y lo que se tercie, haremos una cena ligera en la cocina que hay al lado del estanque y reposaremos tranquilamente el día...


Son bonitas esas horas de reposo que nos permiten saborear lo que fue el día y, de alguna manera, nos ayuda a ser conscientes de lo que estamos viviendo.


La banda sonora de este día se resume muy fácilmente:


·MILIKI en los breves trayectos en coche.


·COLDPLAY en los momentos de soledad, escritura y lectura. Ahora son las 17:30h y el día sigue vacilón, las nubes y el sol continúan jugando al escondite.


¿Qué le queda al día? No lo sé. 


Ahora el sol me da en la espalda y suena “Viva la Vida” (Coldplay). Miro hacia atrás y me sorprendo (en realidad me asusté, pero eso no lo voy a reconocer aquí), al ver a todos los peces de colores del estanque haciéndole los coros a “Chris Martin” como un orfeón dirigido por Arquiad, que se ha sentado sigilosa a mi lado.


Tres peces tocan los instrumentos de cuerda (dos violines y un cello) y uno sostiene una campana que golpea de vez en cuando con un canto rodado.


Me les quedo mirando con una sonrisa de oreja a oreja como cuando veía los teleñecos de pequeño. Sacan solo sus bocas alargadas a la superficie y lanzan sus voces burbujeantes que, fuera del agua suenan... no sé... menos serias de lo que ellos pretenden con sus rostros solemnes. Hoy incluso se pusieron pajaritas...


Después de merendar Candela, nos vamos a dar un paseo por La Roque Gageac (Hay que cansar a Candela), nos comemos un helado de Chocolate y nueces (estamos en la tierra de los nogales). 




A nuestro regreso nos reciben Misha y Arquiad.



El día acaba ahí sentado. Preparo café mientras Elena duerme a Candela. Eso es lo que se ve:




... pero trataré de aportarle más sentidos a este texto. Se oye un buho, el agua del molino, algún pez “trasnochao” que salta en el estanque, huele al café y a hierva recién segada, Misha (el marido de rosette) estuvo segando esta tarde. 


Se siente paz, la paz de no llevar reloj, de respirar sin prisa esta noche estrellada. Se ve que al final de la tarde el sol se presentó con un ejército de estrellas y le ganaron esta plaza a las nubes... la noche es suya... y nuestra, Candela duerme tranquila con sus coloretes de sueño mientras Elena y yo nos tomamos el café en silencio, recordando lo que fue el día de hoy y sonriendo por lo que será mañana...


3 comentarios:

Eva dijo...

Volverás, y quién sabe, a lo mejor conmigo y con la rubiuca, y con toda la tropa. ¿Te imaginas? Yo sí.

Muaaaakkk!!!!

Anónimo dijo...

He seguido todas tus crónicas de viaje, precioso lugar has elegido, a cada rato esperaba ver juglares salir desde esas casas de piedra cantando canciones medievales, uff por último a Ian Anderson con su flauta....
besazos

Unknown dijo...

¡¡¡Como para no volver!!! Impresionante lugar