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domingo, 3 de enero de 2010

Los domingos desayuno dos veces.

Todos los domingos por la mañana le subo la prensa a Verónica, mi vecina del ático.

Rondará los 70, tiene el pelo largo y canoso, rostro dulce y una voz serena y sólida que nos hace ronronear, a su gato Fendetestas y a mí.
Es una mujer luminosa. Lleva siempre sus gafas de ver colgadas del cuello y vestidos de algodón largos, de colores cálidos. Su casa son 4 muebles qeu han buscado su espacio entre montañas de libros y Discos.

Cuando llego a su piso, la puerta está entreabierta, Fendetestas me espera acariciando el marco con su lomo y colándose entre mis pies hasta que lo cojo en brazos. Desde la escalera ya huele a café y buñuelos.

Verónica camina descalza por la casa, sus pies asoman blancuchos bajo un vestido color ambar.

Al oirme entrar se sienta en su mecedora, hace que mira el reloj (nunca lleva, hoy tampoco) y se da golpecitos en la muñeca, como reprochándome un supuesto retraso en nuestra cita.
Paseo mi mirada por la estancia, las paredes empapeladas de libros y viejos discos, una mantita de patchwork tapizando su sofá y dos mecedoras mirando al gran ventanal del salón, por el que se ve una alameda alargada que llega hasta el viejo instituto, donde Verónica enseñó Literatura a todos los chavales que pasaron por sus manos, entre los cuales me incluyo.
Yo era un poco macarrilla en aquella época, solo aprovaba su asignatura, pero nos cogimos un cariño singular que con el tiempo no ha hecho más que crecer.

- Sientate aquí, greñudo. -
Ahora estoy calvo, pero cuando ella me dió clase, yo era muy heavy, Verónica se ríe de vez en cuando de mí y de aquella "época romántica", aún me llama así para recordarme que cambiamos, que crecemos y que somos lo que hemos vivido, pero sobre todo lo que queremos vivir.

Me siento a su lado y los dos nos acunamos en las macedoras. Ella estira las piernas, levanta sus pies y comienza a mover los dedos. Le veo un tatuaje en cada tobillo, nunca me había fijado, son alas de golondrina.

Traigo mi portátil en mi bandolera, quedamos en que hoy le enseñaría unas fotos que hice con mi nuevo objetivo, pero lo poso en el suelo y me dedico a observarla. Siento que hoy es un día para hacer fotos más que para enseñarlas.


Señala a sus pies y me dice:

- A los hombres nos pusieron pies para andar, no raices. -

Nos miramos, ella arquea una ceja y sonríe a la vez que me dice:

- Hoy te voy a enseñar a escuchar Jazz, una música que, gente que vivió con sus pies atados, usó para volar. -



Se lleva tres dedos a la boca, pensativa... ... (yo nunca interrumpo sus silencios, puedo asaltar sus palabras, pero sus silencios... son como escuchar a la mar, callado se percibe mucho mejor)... sube los dos pies a la mecedora y se abraza a sus rodillas mientras sigue pensando. Yo la miro.

Al cabo de un rato se levanta vivaracha, con cara de haber resuelto sus pensamientos, recorre con su mirada las estanterías de discos, tararea bajito un fraseo de contrabajo... pam pim / pam pum / pam pom / pampimpom / / trin tran... y chasquea con sus dedos el ritmo al que su mirada recorre las estanterías hasta que...

- ¡¡¡a haaaaa, aquí estabas!!! "Kind of Blue".

Coge el LP con delicadeza, lo coloca cuidadosamente sobre su vieja gramola, adaptada para leer discos de vinilo, lo sopla para quitar alguna mota de polvo y posa la aguja sobre el primer corte. Se acerca a mi mecedora, la empuja situándome frente al altavoz de la gramola y me tapa los ojos con sus manos; huelen a resina de madera.

Oigo cómo su aliento cálido y dulce transporta hasta mi oido palabras:

-"So What", vamos a recorrer juntos 9 minutos de gloria sonora. Siente cómo gira el disco... shhhh... escucha como la aguja se introduce en el primer corte, como se hunde en sus notas... pero recuerda... el hombre tiene pies, no raices... La gente que hace jazz piensa lo mismo de las melodías, deja qeu la introducción te mezca, deja qeu haga girar tu cabeza, y comienza a sentir cómo las notas toman vida, cómo van surgiendo de esa base rítmica.

Siente el poder de los 6 genios que se juntaron para hacer tangible el pentagrama (Miles Davis/Joulian "cannonball" Adderley/John Coltrane/Bill Evans/Paul Chambers/Jimmy Cobb).
Observa cómo las notas se desenraizan de la base principal, cómo van organizando su caos armónico, siente cómo se puede masticar la esencia, cómo las notas revolotean a tu alrededor, con peso, texturas, colores y movimientos propios, ajenas al girar de la gramola. Siente como las notas se revelan y toman las riendas de su destino...

-Ahora, abre los ojos.



















¿Ves? Santiago, en el jazz, en el buen jazz, las notas cogen su redondez, como cantos rodados y escriben sus propias líneas, viven su propia historia, se desligan de las normas cíclicas y crean en tiempo real, ajenas al sentido en que gira la gramola e incluso la mismísima tierra... Escúchalas, pálpalas, lamelas... ... .

El olor a resina de sus manos se queda para siempre impregnado en mi memoria y ligado al jazz. Toco su cara, le doy las gracias y fotografío el momento mágico que estoy viviendo... Las notas del "So What" en revelión armónica, sobre la mesa de una de mis mejores maestras de vida.

Nota: A Verónica, para que existas algún día.
Gracias por el puñado de canicas qeu me colaste en el bolsillo sin darme cuenta, a nuestra manera, dejando huellas silenciosas. Ya no sé si las notas se hicieron canicas o las canicas notas... ¿Y qué más da?
Gracias maestra, si sales de mi cabeza algún día, que sea para hacerte real.

5 comentarios:

chanclas dijo...

Maravillosa historia. Casi he podido sentirme de pie en silencio, en la puerta, viviendo la escena.
Eres afortunada, Verónica. Y tu tambien, Greñudo.

chanclas dijo...

Es real, Niño, para tí es real. La has dado vida con tus palabras.
Un abrazo.

Hache dijo...

Sabes? Creo que conozco a Verónica ...

Anónimo dijo...

Precioso texto , me gustan las palabras que me hacen esbozar sonrisas.

Un saludo
Cristina

Unknown dijo...

Sabes Niño? Una casa como la de Verónica, es el lugar donde uno es esperado ... todo en ella hacia TI es tan romántico, tan íntimo ... me apasionó el texto, el ambiente, huelo a resina y esa frase de tu maestra de vida "Hoy te voy a enseñar a escuchar Jazz, una música que, gente que vivió con sus pies atados, usó para volar" ... buff, creo que hoy me lo has enseñado tú a mí, me alegro de haber acertado, me alegra que la vida de Miles se colara en la mía cuando Scott me la descubrió y que ahora me haya llevado a esta entrada que desconocía ... más de una hora escuchando música a través de YouTube, varias veces he cerrado los ojos ... shhhhhh ... la siento! Música negrona ... como mi corazón, Kind of Blue sonará en mi casa ... otro rincón donde uno es esperado! Gracias amigo! Muacc