En todas las reuniones familiares se repinten algunas leyendas. Historias de la infancia que, de alguna manera, permanecen porque quienes las vivieron las mantienen latentes de alguna manera.
Una de las que a mi me afectan (hay unas cuentas), es la que cuenta que yo dormí con mi primer triciclo. Me gusta pensar que esa historia se repite y se recuerda porque mi mirada conserva esa manera infantil de ilusionarse con las cosas, hasta el punto de no dejar que la noche me separase de mi triciclo.
Me gustó mi infancia y considero un tesoro todos los pedazos que aún conservo vivos en mí. Les cuido, les alimento, les protejo, les doy liberdad y, de vez en cuando, les dejo vivir lo que no pudieron cuando yo era pequeño... Les dejo salir a cazar con los recursos de un hombre, les presto mi cuerpo y mi experiencia y les doy la libertad de usarlo a su antojo. crecer sin perder.
Me gusta la vida. Todos los días.
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domingo, 30 de octubre de 2011
Triciclo.
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2 comentarios:
Todos los dias hay algo por lo que ilusionarse. Si tu ilusión es tu triclo, bien!. Si algun dia tu tricilo o tu ilusión se pierden, busca otro.
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