El Doctor cogió el papel con solemnidad, como se hacen las cosas cuando no sabes si tendrás que anunciar algo grave a la persona que te mira desde el otro lado de la mesa.

El Doctor cogió el papel con solemnidad, como se hacen las cosas cuando no sabes si tendrás que anunciar algo grave a la persona que te mira desde el otro lado de la mesa.
Silencios. Me gusta la gente que pasea descalza entre silencios y que por el camino observa, escucha, toca, lame y piensa.
Aún en la oscuridad, esa mirada es como una "nana de luz" y yo la contemplo desde mi rincón furtivo con la pasta de afeitar sobre la cara, imaginando que escuchamos la misma música, ella siempre lleva su Ipod conectado. Hoy suena "Dixie kidnaps Vera".Con una sonrisa bobalicona, las mangas del pijama impregnadas de after save y la cabeza reposada sobre mis manos, mi mirada vaga entre su cara y la luna hasta que un fuerte olor a café quemado me vuelve a la realidad. Salgo corriendo hacia la cocina, apago el gas y cuando vuelvo a mi lucera furtiva la chica ya no está.
Escaneo con mi mirada el vecindario y cuando ya la daba por perdida, veo que entra en casa de Mr SunShine.
Mr Sunshine es un tipo tranquilo, grande como un armario ropero y reservado. Calla más de lo que habla y antes de responder a una pregunta siempre observa unos segundos a su interlocutor... ...(Continuará)
El viejo Capitán recorría el mismo camino cada mañana, con sus zapatillas de cuadros roídas y su pijama de franela, el rostro acelerado y su pipa humeando angustias.
El paseo acababa en una torpe carrerilla furtiva con la que cruzaba un jardín abandonado.
- A ver cómo giramos hoy, a ver cómo giramos hoy, a ver cómo giramos hoy... .
No dejaba de repetir esa frase hasta que entraba en una cabina de barco oxidada y se agarraba a su timón.
Jugaba con sus dedos entre los cuadros de mando y agudizaba la mirada hacia el horizonte como si desde su timón pilotara la travesía de la tierra alrededor del sol.
Esa responsabilidad le tenía absorvido y ojeroso, se olvidó de sí mismo y sentía sobre sus espaldas el peso de cada catástrofe ocurrida en cualquier parte del planeta.
Vivía en el psiquiátrico de Pontevedra, pero no era un interno conflictivo y su rutina estaba controlada, así que le dejaban salir durante el día. Las autoridades de la ciudad estaban advertidas.
El Capitán formaba parte de la fauna de la ciudad, un personaje querido por sus habitantes y curioseado por los turistas, aunque él vivía totalmente ajeno a ese vayvén de miradas.
Hoy le he pedido permiso para sentarme a su lado, él me ha mirado un segundo y me ha dicho exactamente dónde me podía sentar, como si el jardín estuviera minado. Con mucho cuidado y respeto me he posado donde él me ha dicho, y le he observado en silencio.
Por un rato el Capitán se ha olvidado de mí hasta que un gato se ha colado en el jardín llamando su atención. Yo he acariciado al gato bssbssbbss y al oírme ha recordado que yo estaba ahí, mi gesto hacia el gato me ha hecho merecedor de sus primeras palabras:
-Hasta el núcleo. Este timón baja hasta el mismo núcleo de la tierra. No voy a perder mucho tiempo en intentar convencerte, pero desde aquí dirijo el rumbo de la tierra, su destino.
-Claro, eso me explica sus ojeras. Tanta responsabilidad para un solo hombre... .
-Él me vuelve a mirar para calibrar si le estoy vacilando o si hablo en serio y al ver que le mantengo la mirada, se relaja.
Pasé el día con el Capitán, un día de silencios y densas palabras, un día de miradas.
Comimos juntos sin soltar el timón, observamos a la gente que pasaba frente al jardín y aprendí a leer la ciudad entera desde un pequeño tramo de acera, él tenía un ojo a mi lado y el otro en los espejos retrovisores del planeta... al final del día, sin saber nuestros nombres, le acompañé hasta el psiquiátrico.
A la entrada una enfermera le recibió con cariño, nos dimos la mano y se despidió de mí con la mirada, aspirando nervioso su pipa y dejándome el olor dulzón de su humo de angustias en el recuerdo.
La enfermera se acercó a mí:
-¿Es usted pariente del Capitán?
-No, soy uno de sus protegidos. ¿Qué sabe usted de él?
- Pues mire, casi nadie sabe mucho del capitán. Yo soy nueva aquí, él lleva toda la vida, pero el otro día estuve mirando su expediente y ví algo curioso, son muy pocas las ocasiones en su vida en las que este viejo no ha realizado su recorrido rutinario hasta la cabina del barco.
Apunté algunas fechas de las pocas veces que ha faltado a su cita:
En el verano del 14 se enamoró y faltó una semana.
En el otoño del 29 tuvo problemas económicos y se ausentó unos días para vender unas tierras de la familia.
A finales del verano del 39 tuvo fiebres altísimas y estuvo delirando en la cama 4 días. De aquella convalecencia salió especialmente afectado y no volvió a separarse de su pipa y de sus ojeras.
Antes de leer nada, ved este vídeo de la película "Amanece que no es poco":
Cada vez que entro en mi baño recién empapelado... después de salir del ataque epiléptico que me da (como a los niños chinos que veían esos dibujos animados cuyo título nunca supe), caido en el suelo, con la pierna izquierda convulsionando y un reguero de babas recorriendo algunas juntas de las baldosas, lo primero que sale de mi boca cuando me vuelve la voz es:
A veces paso demasiado tiempo bajo el agua escuchando y observando a mis pensamientos en su bucear sereno y grave.
Y como nos pasó siempre a los niños, se me acaban arrugando los dedos del alma... hasta que rozo con mi piel sus pliegues de luz...
La vida es como un cuento que hay que saber escribir... con puntos suspensivos... ...dejar que sus personajes vayan por libre... ...escribir nuestra parte, la de nuestro personaje... ... escribir muy bien ese cacho del cuento y dejar/atraer/provocar/ que se cuelen en el relato otros personajes...
...Personajes que escribirán su propia parte del relato... saber disfrutarlo... ... reconocer en sus puntos suspensivos los nuestros, como un puñado de canicas que se mezclan en el bolsillo gigante del peto de algún niño. Canicas de colores que poco a poco se van ubicando en ese pequeño cuento-mundo creando distintas "franjas-tonalidades" de vida.
Saboreo el primer café de esta mañana de sábado.
Se me cuela en la boca y en la nariz como una "mantita" de sentidos.
Su aroma de vida mañanera recorre la casa en nombre de mis recuerdos y arropa mis deseos. Silva a mi mirada y se la lleva a su lado, iluminada por toda la luz que entra desde la ventana de la cocina
Me compré una taza solo para esos momentos y hoy pensé que siempre viviré en casas en las que haya algo que tomar en esa taza.
... Suena un rock-blues sencillo de esos que se te cuelan en la mirada del alma como una foto granulada de recuerdos y que nos acompaña el resto del día ... o de la vida "Hasta el final"
Me gusta el silencio, los sonidos del agua. Me gusta mirar a la gente a la cara.
Me gustan los animales. Me gustan las gentes sencillas, directas, cálidas, inteligentes. Me gusta el olor a madera y a hierba recién segada.
Me gustan las chimeneas, observar el frío desde el calor. Me gusta el chocolate.
Me gustan las caras mojadas por la lluvia.
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