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jueves, 12 de agosto de 2010

HOTEL EUROPE (II)


HOTEL EUROPE (II), originalmente cargada por Garabato's Light Clan.


Antes que nada, el HOTEL EUROPE me habló con sus olores.

Había olores peremnes como tabaco de pipa, café, licores o madera...

Olores de estreno, con el tiempo aprendí que en aquel hotel siempre había algo nuevo, un sofá, una alfombra, un cuadro, una camarera... eran olores que duraban un tiempo, hasta que se fundían con el resto y ya parecía que siempre formaron parte del paisaje.

Olores de paso con vida propia que pululaban por la recepción y entre los pasillos o el café.
Las parejas jóvenes que olían a deseo nervioso, los vejetes que trataban de camuflar su carcoma bajo una capa de colonia, con un regustillo final a éter que me daba escalofríos, las putas que caminaban sobre una densa niebla dulzona de olor a maquillaje, a perfumes mezclados, a tabaco rubio y a cansancio, el botones, que se lavaba los dientes con alcanfor o la señora Valentine, que vivía en el hotel desde su inauguración.

Valentine era una mujer morena con el pelo largo y liso, pálida como una sábana de lino, pero con la mirada muy viva, sus ojos eran dos grandes escaparates de vida y hablaba con esa calma que imprime en el alma el haber vivido una guerra mundial.
Siempre nos comunicábamos en clave, nos guiñábamos un ojo y, con solo verlo, la camarera ya iba preparando su carajillo de coñac y mi café con orujo. A veces no nos decíamos nada, solo mojábamos nuestras miradas en el café.

El HOTEL EUROPE se construía sobre un interminable patchwor de estratos que se podían palpar y que hablaban de su propia historia. Acogía en sus espacios rincones de luz para los artistas y guaridas en penumbra para los gandules.

Y es que, el HOTEL EUROPE era un lugar donde la vida se vendía de contrabando para quien supiera comprarla.

2 comentarios:

Mar dijo...

Un hotel especial, bueno, tú un cliente especial que ha sabido oler, ver y palpar.

A mí también me encantan los carajillos de coñac!

Un abrazo Niño!

Unknown dijo...

Me gusta la vida cuando se ata en aromas ... me gusta el nombre de Valentina y mojar la mirada en los cafés, el silencio también habla.

No me gusta mucho el coñac pero a Maru le compartí un sitio donde un amigo prepara unos carajillos de locura, un sitio que tiene el sabor del Hotel Europe ... un sitio con historias que contar.

Por cierto Niño, y en ese hotel ... no habrán dejado algún manual de vida con pequeñas nociones de contrabando, verdad? Muacc