Puedo quedarme dormido al volante de sus alas.
Ella, con cuidado, apaga sus motores y se apoya en el viento, planeando sus calmas hasta el horizonte para mecer mis sueños.
NO hay día en que no me pregunte. -¿De qué color quieres que amanezca mañana?.
Y se pasa las noches velando mi sueño, mientras negocia con el sol, el color del siguiente amanecer.
Cada jornada despierto en la montaña más alta, sobre un suelo firme y amanece a mi antojo.
NO es que sea un tipo con suerte, es que sé quien soy y por dónde sale el sol.
NO es que el sol me deba nada o me trate mejor que a los demás, es que vuelo para acariciar su lomo.
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jueves, 23 de septiembre de 2010
CONFIDENCE
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