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domingo, 24 de octubre de 2010

Alice (III)


Alice (III), originally uploaded by Garabato's Light Clan.


No necesitamos hablar mucho. Nuestras miradas se contaron todo lo que necesitábamos saber.
Alice me mostró sus rincones más intensos, sus cicatrices, sus oquedades de vida.

Y en un cacho de vida ajeno al tiempo, un manto de noche, azul oscuro casi negro, arropó nuestros secretos, aisló nuestros olores, protegió nuestros coloretes, liberó nuestra piel... ...

Alice (II)


Alice (II), originally uploaded by Garabato's Light Clan.



Un tipo bajito, parecido a Danny Devito entró en el local de Moe, todas las miradas se le posaron encima.
La puerta giratoria de la entrada dió un par de vueltas tras él. Fue ese momento, en el que todos perdieron de vista a Alice, el que yo aproveché para agarrarla con disimulo y salir por la puerta de atrás sin que nadie se percatara de mi ausencia.

La parte trasera del "Moe's Café" daba al callejón de la escalera de incendios y los contenedores de basura, sobre los que, a aquellas horas, solía ensayar un coro de gatos negros. Aquel día cantaban "Amazing Grace". A mi lado, Lily se enjuagaba la boca con Jack Daniells mientras me revolvía el pelo en un gesto de cariño y complicidad. Contaba, concentrada, el dinero que le acababa de dar un cliente, separando un tercio para su chulo, el bueno de Martin, un tipo flacucho con las cejas muy pobladas y mirada de ángel, que tenía más cicatrices que dientes.

- ¿Qué llevas ahí chico? Me preguntó Lily.

- No lo sé.

- ¿Y a qué esperas muchacho? Vente conmigo, ni se te ocurra abrirlo aquí.

Lily me subió a la habitación del hotel en el que trabajaba habitualmente.

Las luces de neon del "Hotel Seze" parpadeaban en las paredes del cuarto y en nuestras caras.

click click click... solté, una a una, las tres llaves del maletín y me quedé mirando a Lily.

- Vamos chico!! Tengo una cita en media hora.

Lo abrí.

- UUuuuaauuu muchacho las paredes de este estuche parecen sacadas de los Clubs mas elegantes.

Yo me quedé abosrto mirando el clavijero de Alice, no era capaz de enfocar más allá. Prometían tanto aquellas 6 viejas llaves...

Lily miró el reloj, me sonrió y dijo:

- Chico, cuida bien a esta peliroja, tenéis mucho que enseñaros. Me voy a mi cita, toma.

Me entregó la llave de su habitación.

- Os dejo solos. Cuando te vayas, mete la llave en el Buzón de Martin.

Y así fue como Alice y yo nos unimos, apadrinados por una puta, el lupanar más rancio de la ciudad nos hizo las veces de altar.

(sentado en la vieja tarima de madera, comencé a acariciar su mastil, convencido de que no podíamos habernos conocido en mejores circunstancias)


(To be continued)

Alice (I)


Alice (I), originally uploaded by Garabato's Light Clan.


Rondaba los doce cuando Alice y yo nos encontramos. Ella era bastante mayor que yo.

A esa edad ya tenía mi primer trabajo, me había ganado la confianza de los comercios del barrio, y era el chico de los recados. Cuando llegó a mí, yo no sabía aún si era una guitarra, una ametralladora o un millón de dolares.

Una señora misteriosa, elegante y hermosa como Audrey Hepburn, pero de mirada fría y analítica como las mujeres de los libros de Perez Reverte, la dejó olvidada en el local de Moe.

Nadie se atrevía a tocar aquel maletín. En realidad, ninguno de los presentes pensaba que hubiera sido un olvido y mirábamos espectantes la puerta del café, convencidos de que alguien entraría en cualquier momento y se lo llevaría. Las especulaciones cotizaban al alza aquella mañana, Moe decía que aquel maletín contenía el pago de alguna muerte por encargo, Leo el sastre, calculaba cuántos kilos de heroína contendría el misterioso maletín negro y así , la ronda de ideas macabras crecía con cada opinión.

Yo vivía en silencio una inquietud que no me atrevía a confesar.
Antes de irse, mientras daba el último sorbo a su taza de café con coñac, aquella dulce y fría mujer deslizó las rayban por su chata nariz hasta descubrirme su mirada para guiñarme un ojo.

No podía dejar de pensar en lo que me habría querido decir con aquel gesto, y si estaría relacionado con el secreto que había posado al lado de la barra. Aquel guiño, de alguna manera, había depositado una extraña complicidad en mí, y yo no sabía como administrarla.

Tenía el convencimiento de que la intriga de aquella mañana acabaría el día entre mis manos. Esa sensación no me dejaba parar quieto en el taburete.

(to be continued)

sábado, 16 de octubre de 2010

Made in 13 rue


Made in 13 rue, originally uploaded by Garabato's Light Clan.


Aquel edificio era un pulmón de humanidad. Quien sabia escucharlo oía su respiraración y podía reconocer su aliento entre las esencias del barrio. (madera, panadería, vino, especias, barro cocido, los guisos de Matilde... ...)

En contra de lo que algunos pensaban, aquellas ventanas no reflejaban el cielo, sino que lo dejaban escurrirse desde su interior hasta las miradas curiosas de la calle. Tras esas paredes se cocían, al calor de recuerdos, jadeos, añoranzas, deseos y suspiros de sus vecinos, los ladrillos de la bóveda azul.
El tiempo y el espacio pululaban a su antojo en nuestro barrio.
Lo mismo podía encontrarme con la infancia de mi madre, paseando junto a la estatua de Valle-Inclan con el bolsillo de su peto rebosando canicas, que un cartel indicando "Laponia 5 km" o a Pepín, mi profesor de clarinete, nervioso, el primer día que actuó con su banda, hace ahora mas de 40 años.
Esta mañana me vi a mi mismo paseando con Veronica (mi abuela) del brazo. Suspirábamos los dos porque mi abuelo la andaba rondando y comprobábamos con alegria que hay fuerzas que se repetirán una y otra vez, aún en este lugar perdido del tiempo en el que mi abuelo es un mozo y mi abuela y yo, dos extraños que pasean del brazo. Son esas cosas extrañas que tiene el barrio y que ya vivimos sin asustarnos.
La semana pasada un Reno con sombrero y gafas de pasta se subió a la fuente y nos cantò "Alison" (E. Costello).

Este edificio elige a sus habitantes, y no al revés. No todo el mundo tiene la capacidad de vivir en un espacio en el que se fabrica cielo...


Nota: A nuestra amiga Sara, de la que aprendí a humear nubes.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Crónicas de un tripero (I)



Primer desamor.

Me enamoré de aquella mujer en cuanto ví sus tarros de mermeladas y chocolates.

Su pecho era como el interior de un pan recien hecho.
Olía a Mermelada de naranja y sus coloretes sabían a compota de corazon noble. En su mirada maceraba la calma de las mujeres sabias y duras que habían vivido una guerra consolando a unos hombres y esquivando a otros.
Sus pecas de sesamo le marcaban en la piel el mapa de mis fantasías infantiles y sus manos... sus manos amasaban la vida y le daban la forma que alimentaría mi alma hasta el final de mis días.

Nuestra vida juntos es fácil de resumir:

- Qué miras!!!. Dijo ella.
- Na... na... nada, ya me iba. Balbuceé yo.

Y ese torpe tartamudeo fue el comienzo y el final de mi primer gran desamor, la panadera de Bordeaux.


Nota: Y la cuchara de palo tomo tres dimensiones y se vino conmigo para revolverme los adentros.

martes, 12 de octubre de 2010

Aullar.


Aullar., originally uploaded by Garabato's Light Clan.


Hay ratos en los que necesito subirme a una azotea y aullar como un lobezno, calándome de agua bajo la lluvia.

Todo lo que hago cuando me siento así... funde el cielo de plomo y luz y hasta las fuentes de los parques se vuelven salvajes.

En esos momentos la tierra gira en sentido contrario, las agujas de los relojes se dan a la bebida y yo enfrío mis ideas en el mismo nucleo de la tierra.

Grrrrrrrrrrrrr...!!!

ROCK AND ROLL (Bordeaux)


Sigo escribiendo canciones que infringen las leyes de tu pecho. Desde el caos armónico de mis cuadernos, estos acordes de contrabando viven al margen de la justicia y le roban su arte a las luces reflejadas en los adoquines de este viejo bulevar... donde el diablo aprendió, de niño, a sonrojar a las mujeres.

Una blanca eterna luna, como un suspiro sincopado, se acurruca reflejada en su hueco sin rayas, bajo el pentagrama, mientras yo afino mi guitarra al tono de tus gemidos.

Abro la ventana de este escenario que da a tu mirada. Canto crujiditos mis anhelos mañaneros para recoger el aplauso silencioso de tu sonrisa. Entre tanto, un sol asoma tímido medio cuerpo, sobre la segunda línea de este horizonte polifónico, te busca. Se siente mejor, este viejo astro, los días que tu le ayudas a ponerse su brillo.

Se me perdió un invierno en el bolsillo de tu otoño, junto a un solo de cello, intenso ma non troppo, con dulces matices amargos del chocolate negro que nos regaló septiembre.

Y arriba, en el desordenado jardín silvestre de su azotea, Valentine, nuestra vecina de enfrente, cuelga en su tendal el atardecer rojizo que reflejan tus coloretes. Silba Summertime. El verano de Woodstock se quedó a vivir en su mirada, algunas tardes nos lo cuenta alrededor de esa única taza gigante de café de la que bebemos los tres.

Dirás que soy un desastre, pero nunca encuentro mi hogar mas allá de las fronteras desde las que alcanzo a mirarte.

Pd: Hasta Tom Waits me resulta insípido si no te emociono.

martes, 5 de octubre de 2010

Under The Bridge (River I)


Los ríos no necesitan puentes. Solo quienes quieren cruzarlos y estar en uno u otro lado, los necesitan.

Aquella mañana comprendieron que no había orillas. Aquella mañana se supieron río.

Y entendieron lo que eran. Y el valle les bautizó de luz con un nombre impronunciable, que solo tenía forma entre el acuático silencio de sus miradas.

(La luz sale, no entra)

A la deriva de mi caudal (River II)


Llenó con mis sombras el pequeño depósito de su pluma.

Me miró con calma, sonrió.

- Confía en mí. Dijo con su mirada perdida en la lluvia qeu golpeaba las ventanas de aquel otoño.

Y me dibujó un río. El único río que nace y desemboca en el mismo lugar, cuyo caudal viaja siempre, creciendo a la deriva de mis latidos.

Lamiendo estrellas, bebiendo lágrimas, aullando en las azoteas y respirando suspiros. Nadando piel, cantando silencios, borrando sombras, dibujando en el vacío. Leyendo el espacio en blando que separa cada línea, tocandole el culo a la luna, metiendo los dedos en el flan, regando de talento las plantas de sus pies descalzos, peinando ideas azules, naranjas, verdes rojas..., buceando emociones, remando al mundo, creando tiempo, pariendo recuerdos, surcando su pecho, saltando horizontes...

lunes, 4 de octubre de 2010

Under The Bridge (River I)


Los ríos no necesitan puentes. Solo quienes quieren cruzarlos y estar en uno u otro lado, los necesitan.

Aquella mañana comprendieron que no había orillas. Aquella mañana se supieron río.

Y entendieron lo que eran. Y el valle les bautizó de luz con un nombre impronunciable, que solo tenía forma entre el acuático silencio de sus miradas.

(La luz sale, no entra)

miércoles, 29 de septiembre de 2010

Another lonely day (The end)

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Another lonely day (part II) + 3


Sobrevolaba el atlántico a la deriva, su deriva.

Había cortado, un dia antes, las cadenas que le ataban al viejo carrusel en el que llevaba girando desde qeu nació. Le pidió ayuda al viento y echó a volar.

La palabra Atlántico siempre se le enredaba entre los dientes, la repetía escuchándose por dentro, poniendo especial atención en la sílaba "Tla". Su lengua torpe prensaba el aire entre los dientes y el paladar, pero nunca quedaba del todo satisfecho con el resultado.

Por todo equipaje llevaba un termo de café, una muda de curiosidad, dos pares de inquietudes, unos sueños limpios, otros no tan limpios, 5 deseos, 7 pares de provocaciones, una planta de ideas sobre el ala derecha y un almacén lleno de latidos en su pecho, que bombeaban sus ilusiones bajo las alas; desde ahí pilotaba su maravilloso caos.

No tardó en amaestrar a una pequeña nube que comenzó a seguirle allá por Lisboa. Llovía para él siempre que este se lo pedía y a veces le tronaba si se quedaba dormido y el avión perdía el control. Se cuidaban. De vez en cuando, él bajaba hasta el mar y planeaba pegado al agua, regalándole a ella el vapor a estrenar del calor de sus motores.

La tercera noche, un trueno de su mascota gaseosa le despertó. Sobrevolaba el Lago do Fogo, la noche estaba despejada como su mente, por un momento no era capaz de distinguir ambas calmas.

Lago do Fogo, el crater de un volcan inundado de océano Atlántico, no podría imaginar un lugar mejor para improvisar su aterrizaje.

La pista flotante estaba iluminada para él. Incluso una pintada en el suelo le hizo saber qeu se le esperaba.

Bajó del avión desconcertado. Solo se oían las rachas de viento sur y el goteo constante de su nube que, por los nervios, no podía dejar de llover tras él.

En un largo suspiro, el sonido de sus propios pasos le llevó hasta la puerta de la tasca del puerto. Estaba mal cerrada y golpeaba su desvencijada madera contra el marco, haciendo retemblar las bombillas del porche, en cada golpe seco.

En esa puerta, un cartel escrito en francés decía así:

"La relación matemática entre las dimensiones de las alas y el peso del abejorro nos indican que volar le sería totalmente imposible.
Pero el abejorro lo ignora, es por eso que vuela"

Él sonrió, miró a su amiga nube y ambos entraron en la tasca sin decirse nada, sabiendo que, en su interior, encontrarían un cacho de patria.

(... ...)

domingo, 26 de septiembre de 2010

Another lonely man


Another lonely man, originally uploaded by Garabato's Light Clan.


Aquel artesano amable y callado parecía sostener en su cansada mirada al mundo.

Un sistema de poleas y piñones de madera y cuero, empujado por sus piernas, hacía girar una pequeña noria.

Hoy confieso que me tumbé en el suelo para colar mi mirada curiosa en aquel sencillo pero ingenioso mecanismo, no por entender cómo hacía girar la pequeña noria de caballos de madera, sino porque estaba convencido de que las piernas de aquel hombre hicieron girar, por un rato, a la tierra.



lonely 7

Tempus Fugit?


Tempus Fugit?, originally uploaded by Garabato's Light Clan.


No. El tiempo no viene, ni se va.

El tiempo se crea.

Larga vida a quienes lo saben y llevan ese peso en cada arruga.

viernes, 24 de septiembre de 2010

Sad Girl


Sad Girl, originally uploaded by Garabato's Light Clan.


Apoyaba su frente en uno de los ventanales del "Café Literarios".

Su mirada se perdía en el verdín de la Catedral, empapando la sombra de sus ojeras en los charcos de la plaza.

El murmullo del café me resultaba somniliento, mecedor, pero aquella mirada me despejó. La luz se posaba en su cara lavada, como si el mundo fuera un escenario y el sol pálido de septiembre, su foco.

Nunca invado, pero tuve el impulso de sentarme en su mesa, frente a ella. Cogí un juego de llaves y lo posé cerca de su taza de café, sin decir nada y sin dejar de mirarle a la cara.
El sonido del metal sobre la madera llevó su mirada a la mesa y a mi mano, para terminar en mi cara.

Su sonrisa de bienvenida no mostraba sorpresa, más bien indiferencia. Pero aún, entre esa apatía, pude encontrar los restos de vida que iba dejando su marea de sombras.

Nuestra conversación fue breve. Pedí un café y le sugerí a la camarera le pusiera a ella otra ronda de lo que estuviera tomando.

- ¿Tu te planteas por qué estás vivo?. Me preguntó con un pequeño jet lag en la mirada. Le costaba coordinar su voz con la expresión de su rostro.

- Claro, cada día me lo pregunto.

- Hoy no encuentro motivos para no pegarme un tiro al llegar a casa.

- ¿Sabes qué es lo que a mí me mantiene vivo?

- No, dimelo.

- El deseo. Esta frase le torció el morro con una sonrisa sarcástica. Debió pensar que era un cantamañanas más que solo se la quería tirar y me respondió.

- Vale, guay... otro día hablamos si eso...

Yo arqueé mi ceja y le pregunté su nombre.

- Me llamo Manuela.

- Ok. Mira Manuela, te dejo estas llaves. ¿Ves el avión que está sobre la torre del reloj de la catedral?

- Si.

- Estas son sus llaves. Pegate un tiro si quieres. Pero yo no lo haría sin conocer Paris. Hazlo a la vuelta, eso es fácil y siempre tendrás ocación, no tengas nunca prisa para morir.

Ella me miró incrédula, alternó su mirada entre mi cara y el avión y se quedó pensativa.

- ¿El deseo dices?

- Mira, hacemos un trato. Yo te dejo mis llaves y tu me las devuelves antes de pegarte un tiro. Eso sí, a cambio me tienes que prometer que buscarás un deseo cada día.

Para esas alturas las llaves ya andaban jugueteando entre sus dedos y su sonrisa ya no temblaba.

Yo me levanté, pagué la ronda y, antes de irme, le dije al oido. Siempre te dará más vida lo que desees que lo que tengas...

Ella frunció el ceño. Algo no le había convencido. Salió corriendo a buscarme cuando ya estaba en la calle.

- Espera!!!! Si solo te da vida lo que deseas... ¿Que sentido le da eso a lo que ya tienes?

Nos sentamos en las escaleras. Ahora era yo el que perdía la mirada en el verdín de la catedral. Comencé a hablar.

- Deseo aprender a tocar mejor mi guitarra, deseo que mi hija me admire, deseo crear un patrimonio de vida rico en emociones y buena gente que avale camino, deseo aprender inglés para hacer mejor mi trabajo... Deseo que mis padres se sientan orgullosos, deseo que mi familia se sienta protegida, querida y rica de valores...

Giré mi cara y me centré en su mirada para decirle:

- La capacidad de desear es ilimitada, pero debe gestionarse con, al menos, un pié en el suelo. Yo deseo muchas cosas que no tengo y lucho por ellas, eso hace mi vida intensa, pero también tengo un gran saco de deseos relacionado con las cosas que si tengo, que las enriquece y siembra de vida. ¿Aún no conoces París?

- No.

- No puedes pegarte un tiro sin conocer París. Cuida bien esas llaves, en ellas tienes un apartado de correos al que escribirme. Recuerda que habrás de devolvérmelas antes morir.

Le dí un beso en la frente y me fuí.

Va para tres años que conocí a Manuela. Desde entonces, de vez en cuando, recibo una carta suya con unas pocas palabras:

"Aún no conozco Londres. Gracias."

"Aún no conozco Laponia. Gracias."

"Aún no conozco Argentina. Gracias."

"Aún no conozco Amsterdan. Gracias."

Y yo, al leer cada carta, pincho una chincheta en mi mapa mundi y celebro, con un buen vino, haber perdido mi avión.

Hoy le he contestado por primera vez . Mi carta decía así:

"Aún no te conozco. Gracias."

jueves, 23 de septiembre de 2010

CONFIDENCE


CONFIDENCE, originally uploaded by Garabato's Light Clan.


Puedo quedarme dormido al volante de sus alas.

Ella, con cuidado, apaga sus motores y se apoya en el viento, planeando sus calmas hasta el horizonte para mecer mis sueños.

NO hay día en que no me pregunte. -¿De qué color quieres que amanezca mañana?.
Y se pasa las noches velando mi sueño, mientras negocia con el sol, el color del siguiente amanecer.

Cada jornada despierto en la montaña más alta, sobre un suelo firme y amanece a mi antojo.

NO es que sea un tipo con suerte, es que sé quien soy y por dónde sale el sol.

NO es que el sol me deba nada o me trate mejor que a los demás, es que vuelo para acariciar su lomo.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

A R T E


A R T E, originally uploaded by Garabato's Light Clan.


Es A R T E.

Y yo soy el A R T E que habita las alas de su A R T E.

Jazz Life


Jazz Life, originally uploaded by Garabato's Light Clan.



Reconocería el susurro del polvo que había entre los surcos de sus discos en cualquier tumulto.

Despues de conocerla, el sonido limpio me provocaba la misma indiferencia que 100 gramos de jamon York.

Su vieja cámara Voighänder había parpadeado frente a las escenas más intensas de la historia del Jazz, imágenes que ella solo compartía conmigo, y que acompañaba de grandes historias venidas directamente de los labios de Charlie Parker, de la piel de Billie Holliday o de la destilería que Lester young tenía en su hígado.

- Esta cámara ya no admite por trípode otra cosa que, la barra de un club o al taburete del que se acabe de levantar un apuesto caballero-. Me decía con una sonrisa traviesa que parecía salida de las calderas de su pecho.

Era una mujer silenciosa que contaba más con la mirada que con la boca. La imaginaba en los años 40 con su cámara al cuello, un cigarrillo en la oreja, como hacen los carpinteros con su lapiz y un cuaderno en el bolsillo grande de su peto. No era muy femenina, pero su mirada y su inquietante descaro inocente traía locos a todos los músicos. Monk tocaba con una sola mano cuando ella rondaba cerca.

La visito en su residencia cada vez tengo ocasión, reconozco en su mirada a la joven intrépida que fue, su voz es tranquila, no invade, pero me llega siempre.
La dejo fumar algún cigarro a escondidas, vigilando que no nos vea la enfermera de recepción y ella me sigue contando historias.
La miro, la miro mucho, porque su mirada no ha perdido el poder de encandilar, a menudo me pierdo en su cara y no oigo lo que me está contando, porque aún hoy, con 90 años, esa mujer es capaz de desenfocar el mundo con la nitidez luminosa y cálida de su mirada.

Le daría un mordisco a mi orgullo por poder rociar mi vida con el sonido del polvo de los surcos de sus discos.

domingo, 19 de septiembre de 2010

Para volar...


Para volar..., originally uploaded by Garabato's Light Clan.


Guardo un poco de talento
en mi viejo hatillo,
empapado de suspiros.

Guardo un abrazo y dos manzanas para el postre. Guardo mi harmonica sin viento y un pedazo de tu risa para untarle a mis desvelos.

Guardo en mi hatillo un remiendo de lamentos que la luna me zurzió con hilo de horizonte.

Guardo un desorientado mapa mudo y un botón de tu abrigo para abrochar mis patas de gallo. Guardo un verso de Lope que solo se lee con el último vaso de vino.
Entre una pluma de tus alas y la fragancia de tus deseos un aullido de lobo se calla y mira ... Sonríe y mira... Me late y mira.

Hoy mi hatillo pesa poco porque este avión desvencijado alza su vuelo hacia el sol los días que vengo ligero de equipaje... Up in the air.

sábado, 18 de septiembre de 2010

Faros de piel


Faros de piel, originally uploaded by Garabato's Light Clan.


... Y el cielo se acurrucó a tres pulgadas bajo su piel...

... Con su azul, con su aire calmado, con su luz ...

se coló en su pecho y sonrió una vida entre sus suspiros...


(... ...)